Cuento el milagro, pero no el santo:
Es una sección en la que compartimos aprendizajes de nuestros clientes sin divulgar información confidencial, nombres y referencias específicas. Esperamos que estos casos te ayuden a entender, aplicar y mejorar aspectos de tu propia situación.
(Tiempo estimado de lectura: 7 min)
En nuestra experiencia como consultores asesorando y acompañando empresarios, con frecuencia encontramos situaciones empresariales en donde la toma de decisiones se ve empañada por asuntos familiares.
Les compartimos un caso para su reflexión y análisis:
Con frecuencia encontramos situaciones empresariales en donde la toma de decisiones se ve empañada por asuntos familiares. Les compartimos un caso para su reflexión y análisis:
En una FamiliaEmpresaria con varias empresas, estábamos abordando un asunto particular de su Protocolo de Familia en el marco del Consejo de Familia, puesto que requería actualizaciones debido a dinámicas cambiantes en los últimos años. Uno de los hijos (segunda generación), quien usualmente tenía comentarios y aportes propositivos y actuaba como mediador frente a sus hermanos, llegó a la reunión con una actitud bastante diferente de lo usual. Le preguntamos cómo estaba y su respuesta, como en la mayoría de casos, fue: «Todo está bien».
Continuamos la sesión, con la percepción de que algo estaba ocupando su mente y tratando de obtener mayor información de manera indirecta para poder apoyarle, sin embargo, no tuvimos éxito.
Fue entonces cuando, al abordar un tema específico que se relacionaba con otra situación que había acontecido unas semanas atrás, finalmente dejó ver su descontento real. Esa situación, que se entendía resuelta, era la que no le permitía avanzar, así que profundizamos para comprender mejor.
Algunas semanas atrás él había puesto sobre la mesa un asunto que no había sido formalmente regulado en Protocolo de Familia y, por tanto, al no tener un lineamiento él actuó frente a esa situación que se le presentó. Cuando lo comentó en el Consejo de Familia, porque era un tema poco usual, la familia reaccionó con descontento frente a su actuación, lo cual lo sorprendió porque no había considerado que fuera un tema grave.
En ese momento desde el Consejo de Familia lo consultaron con su asesor financiero puesto que era un asunto en ese campo y el asesor, de manera tajante y coherente con su rol, indicó que era un asunto complicado y que veía grave que eso se presentara. Planteó una solución indicando que la expresaba por esa única vez dado que no estaba de acuerdo con que la empresa resolviera los errores de los familiares. Todos acogieron su propuesta y cerraron el tema.
Cuando sondeamos esto, identificamos que el hijo relacionado en la situación había sentido:
1. Que su familia no lo respaldó frente al asesor porque, si bien era un error, las palabras del asesor dieron a entender que era supremamente grave y que se debía tomar como un precedente para futuras actuaciones. Sintió que su familia debió explicarle el contexto al asesor para que no arremetiera de manera agresiva contra él (dado que así lo percibió por las palabras usadas por el asesor)
2. Que la familia no validó con él cómo se sentía o cómo esta situación lo había impactado, dado que él era muy cuidadoso en no actuar en contra de los acuerdos y políticas familiares, y sintió que este error fue condenado por la familia.
La situación se solventó de manera exitosa puesto que no correspondía a un riesgo inmediato sino a la previsión de un riesgo futuro, sin embargo, al no validar el resultado de las conversaciones desde la perspectiva familiar y personal, se generó una herida que luego evidenció sus frutos en otra conversación.
La recomendación es que, si bien hay asuntos de dinero, riesgo y negocio que deben abordarse con cabeza fría, no debemos olvidar que somos personas integrales y que, en las EmpresasFamiliares, somos familia. Por tanto, la utilización del Consejo de Familia como foro para entender cómo se siente cada uno puede permitir comprender mejor cómo llevar las conversaciones o cerrar heridas que se hubieran podido abrir.
Todo esto debe ir acompañado de madurez emocional de los miembros de la familia para que sus canales de comunicación permitan abordar estas situaciones de manera propositiva.
Reflexiones:
- Luego de las conversaciones o decisiones tensas, difíciles o que puedan tener algún impacto para la familia, empresa o patrimonio, tómate un breve espacio para que cada integrante de la familia que hubiera intervenido comente cómo se siente. No hay respuestas correctas o equivocadas y el objetivo no es que todos se sientan bien y que no pase nada sino que cada uno exprese lo que siente para que se pueda abordar en familia.
- Generen espacios para fortalecer de manera constante la comunicación familiar en diferentes ámbitos. Puede ser útil contar con facilitadores expertos que apoyen ese proceso.
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