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Esta es una pregunta frecuente que nos realizan nuestros clientes porque se encuentran con situaciones en las que las relaciones entre socios generan complicaciones para la empresa. Hemos tenido casos de socios que no pueden hablar entre ellos, otras en las que siempre deben participar los abogados de cada uno para lograr acuerdos, o también aquellas en las que asuntos no empresariales se mezclan con sus decisiones societarias.  

Para entender mejor este asunto, es importante entender qué significa ser socio o accionista de una compañía. Aunque parezca sencillo, muchos socios o accionistas no tienen claro su rol ni lo que deben esperar o aportar a la compañía. La percepción se enmarca en recibir utilidades, sin embargo, ese es solo uno de los asuntos que contempla este rol.  ¿Cómo lograr buenas relaciones con mis socios?

Aquí se mezclan dos aspectos:

Los derechos y responsabilidades legales con los prácticos. Nuestro esquema societario proviene de otros países y de la concepción de empresas con muchos accionistas que poco o nada se involucran con la gestión de las compañías. Sin embargo, en la mayoría de las compañías en Latinoamérica contamos con estructuras más cerradas: pocos accionistas o socios, varios de ellos involucrados en la gestión, y, en el caso de las empresas familiares, miembros de la familia que son accionistas.  

Esto significa que las responsabilidades en estas compañías son más amplias desde la perspectiva práctica y de perdurabilidad. Si nos quedamos solo con una reunión de socios al año como nos indica la legislación, vamos a tener vacíos de información para los socios o conductos no formales por medio de los cuales busquen información.  

Desde nuestra perspectiva, algunos de los derechos y deberes de los socios o accionistas en una sociedad cerrada (que no cotiza en bolsa), con pocos accionistas o socios (menos de 20), son:  

Derechos:  

    • Conocer la situación de la compañía
    • Participar en la toma de decisiones 

Deberes:  

    • Actuar con la diligencia de un buen hombre de negocios, es decir, con ética, coherencia, transparencia y profesionalismo en sus decisiones
    • Acudir a las reuniones a las que fuera convocado
    • Ser un(a) accionista responsable conociendo el impacto de sus decisiones 
    • Formarse para entender la información a la que tendrá acceso en su rol (financiera, de negocio, comercial, etc.)

Aquí es donde comienzan varios de los problemas con los que nos encontramos porque hay accionistas que no comprenden qué significa poseer acciones de una empresa. En el caso de las empresas familiares, hay accionistas que llegan a tener participación porque sus padres les entregaron acciones, sin embargo, no toman decisiones, no participan o no conocen del negocio.  

Por tanto, al no haber claridad sobre los derechos y deberes de cada uno, se pueden generar reclamos sobre expectativas no cumplidas. Los padres esperan que los hijos, al tener acciones, se involucren más, y los hijos, al recibir acciones, estiman que los padres seguirán tomando decisiones y no deben participar de otra manera.  

Situaciones similares se presentan con sociedades en donde amigos o personas conocidas se vuelven accionistas, porque se suele hablar de los temas propios del negocio como las ventas, el manejo de las finanzas y otros asuntos relevantes, pero poco se habla sobre el rol que cada accionista tendrá en el negocio:  

¿Cómo esperamos que cada uno se involucre?
¿Qué es lo que cada uno espera obtener de la empresa? 
¿Qué están dispuestos a aportarle al negocio desde su rol de accionistas? 
¿Cuánto tiempo estiman dedicarle a la empresa, desde su rol como socio?, entre otras. 

Si se quiere tener buenas relaciones con los demás accionistas, deben responderse esas preguntas de forma abierta, transparente y asertiva. Es usual que estas conversaciones se acompañen con facilitadores expertos que aporten objetividad y se enfoquen en la generación de acuerdos entre los accionistas, y hacer preguntas importantes pensando en el futuro de su interacción.  

Así, se sientan bases claras para futuros accionistas, por ejemplo, en las empresas familiares, cuando se habla de las siguientes generaciones. Si las generaciones venideras perciben que, como accionistas, deben cultivar su relación, entender sus derechos y cumplir sus deberes, será más sencillo que asuman la responsabilidad y el compromiso que requiere el convertirse en accionistas.