(Tiempo estimado de lectura: 12 min)
Basándonos en nuestra experiencia como consultores y asesores de empresarios con compañías de diferentes tamaños y sectores, hemos identificado que, además de los aspectos relacionados con el producto o servicio, clientes, proveedores, colaboradores y demás temas inherentes al ejercicio del negocio, existen situaciones que, si se organizan de manera adecuada desde el inicio, pueden reducir significativamente las circunstancias conflictivas, difíciles o desacuerdos futuros.
¿Qué le recomendarían los empresarios experimentados a aquellos que están empezando?
En este artículo te compartimos 5 consejos para tu empresa en crecimiento o para que tengas en cuenta a la hora de materializar la idea de negocio que ronda tu mente:
- Acuerdos claros y por escrito
- Canales de comunicación establecidos y con regularidad
- Las cosas se deshacen como se hacen
- Prevenir situaciones antes de que ocurran
- Aportemos valor y no problemas
¿A quiénes le aplican estos consejos?
- Emprendimientos o empresas con más de 1 socio/accionistas
- Empresas que no cotizan en bolsa
- Empresas familiares
- Empresas que quieran vincular más accionistas
1. Acuerdos claros y por escrito
Cuando trabajamos con empresas con trayectoria y que llevan bastante tiempo en el mercado, hemos identificado que tienen grandes fortalezas en el que hacer de su negocio, y falencias importantes en sus procesos de toma de decisiones.
Al analizar la situación, vemos que cuando inició la compañía se enfocaron (como es natural) en gestionar el negocio y en la medida en que fueron creciendo no se detuvieron a revisar sus primeros acuerdos (por lo general verbales) sobre cómo llevar la empresa.
Por ejemplo, identificamos informalidad entre los socios para ponerse de acuerdo sobre el futuro del negocio, o expectativas muy diferentes sobre lo que yo como socio debo hacer por la empresa y sobre lo que la empresa debe darme. Mientras que un socio puede concentrarse en no generarle más gastos a la compañía, otro está pensando en obtener mayores utilidades para cumplir con sus planes personales, o situaciones similares.
“Un asunto recurrente que identificamos es que cada accionista tiene una perspectiva diferente de hacia donde se debe llevar el negocio y, al no comunicarlo de manera clara, concisa y formal, se generan expectativas que pueden terminar en conflictos”
Si bien estos asuntos al principio no parecen tan relevantes porque aún la empresa no tiene como solventar muchos de esos temas, pueden generar complicaciones muy profundas a futuro que hagan que 10, 20, 30 o 50 años después de haber trabajado juntos por sacar adelante una empresa, los accionistas lleguen a conflictos irreconciliables por falta de claridad en sus acuerdos iniciales.
Además, al no tener esto por escrito, la memoria puede jugarnos malas pasadas y puede que una persona recuerde el acuerdo de una manera y la otra lo recuerde totalmente diferente. Así que, es mejor que lo tengamos formalizado y por escrito, y que lo revisemos periódicamente (cada 2 a 5 años) para validar qué ha cambiado y ajustarlo de manera acorde.
2. Canales de comunicación establecidos y con regularidad
La comunicación entre socios/accionistas se subestima mucho pensando que nos comunicamos bien porque:
- Los socios trabajan en el negocio y conocen lo que está pasando
- Cada socio se enfoca en que el negocio salga adelante
- Se conocen lo suficiente como para no tener que hablar tanto
Sin embargo, en la práctica se requiere que los socios generen acuerdos claros sobre qué deben comunicarse de inmediato, cada cuanto tener espacios para validar cómo va el negocio y cómo se sienten ellos con su rol, principios y valores para hacer negocios y, lo que consideramos más imparte, aquello que definitivamente no están dispuestos a que suceda.
Si logran generar esa dinámica van a tener la capacidad de abordar asuntos complejos de manera sencilla y a prever situaciones difíciles para resolverlas o mitigar su impacto. Además, podrán monitorear los cambios naturales que se dan en el enfoque de vida de cada uno derivado de su edad, ambiciones personales, familia, hijos, matrimonios, divorcios, etc., y acordar amigablemente como avanzar en cada caso.
De manera complementaria, en otros artículos hemos abordado la importancia de este tema que denominamos Hermandad entre accionistas porque lo consideramos fundamental en la perdurabilidad de las empresas y de las buenas relaciones entre los socios.
3. Las cosas se deshacen como se hacen
Si bien este es un principio legal, se puede aplicar a cualquier decisión en conjunto y es particularmente relevante en el entorno empresarial.
Imagina que con tu socio acuerdan que cada uno va a trabajar en ciertos roles y con ciertas actividades. Tu inicias tu labor siendo coherente con el acuerdo y luego evidencias que tu socio no lo está haciendo. Le preguntas y te dice: yo empecé a hacer lo que dijimos, pero luego pensé que era mejor dedicarme a otras actividades que vi más relevantes.
Es posible que te preguntes: ¿por qué no me lo dijo antes?, o es posible que te enojes porque tu socio está cambiando un acuerdo previo, o también puede que pienses que lo hace con alguna doble intención.
Si bien hay muchas interpretaciones, resaltamos que esto es muy común en las empresas y se presenta con bastante frecuencia entre socios. Por eso, siempre que realices un acuerdo con alguien y luego decidas que es mejor hacer algo diferente, vuelve a validarlo con la persona para que ambos estén alineados y decidan lo que consideren pertinente.
Además, si son acuerdos con tus socios/accionistas, es mucho mejor que queden formalizados por escrito para que puedan remitirse a ellos cuando lo necesiten. Esto marca la diferencia entre conciliar y mantenerte alineado con tus socios, o generar diferencias irreconciliables que los lleven a separarse o a terminar con la empresa. Suena extremo, sin embargo, así sucede en muchos casos. .
4. Prevenir situaciones antes de que ocurran
No podemos predecir el futuro, sin embargo, hay situaciones que son previsibles y que tienen certeza de ocurrir o una buena probabilidad de hacerlo. Por tanto, parte de las conversaciones con tus socios deben enmarcarse en asuntos como:
- ¿Qué pasa si alguno de los socios fallece?: quien se queda con sus acciones, cómo se tomarán las decisiones, qué impacto podría tener la empresa, etc.
- ¿Contrataremos a miembros de la familia de los accionistas?: hijos, cónyuges, tíos, primos, cuñados, etc. Aquí se vuelve pertinente revisar acuerdos complementarios como el Protocolo de Familia para tener claras las condiciones.
- ¿Qué pasa si alguno de los socios se divorcia?: qué sucede con sus acciones, que impacto tendría la empresa si su cónyuge trabaja en la empresa, etc.
- ¿Qué pasa si ya no queremos ser socios?: cómo podemos vender nuestras acciones, como definiremos el precio de esas acciones, etc. Aquí conviene revisar los estatutos (el acta de constitución de tu empresa) para ajustarlos y complementarlos.
Algunas de estas situaciones serán más fáciles de abordar que otras, por lo que puedes considerar contar con facilitadores, asesores y/o consultores expertos que te acompañen en esas definiciones.
5. Aportemos valor y no problemas
Hemos sido testigos de situaciones en las que, después de mucho tiempo, las relaciones entre socios o accionistas se han deteriorado hasta el punto de generar conflictos societarios que terminan en instancias legales, causando un impacto negativo en las empresas.
Por lo tanto, al igual que en las relaciones de pareja, es crucial entender que la interacción, comunicación y alineación entre socios en una empresa cerrada (que no cotiza en bolsa) es fundamental para que cada uno sepa exactamente qué esperar de sus socios y tenga claro lo que quiere obtener de la empresa. Además, es necesario que los socios validen lo que cada uno aporta al negocio en sus diferentes fases, ya que lo que aportan en la fase de creación del negocio puede ser diferente a lo que aportan en la fase de madurez, venta o expansión.
Si como accionista no tengo experiencia ni formación en la interpretación de estados financieros, es esencial ser consciente de que esto es crucial para tomar decisiones empresariales informadas y responsables. Si no comprendo la situación financiera de mi empresa, es poco probable que pueda tomar buenas decisiones en mi rol como accionista.
Este es solo un ejemplo de las áreas en las que los socios deben enfocarse para fortalecerse y aportar más valor a la compañía en su rol como socio, además de sus responsabilidades operativas en el negocio. Incluso si un socio ya no trabaja en la empresa en el futuro, sigue siendo un socio y, por lo tanto, es importante aportar valor y no causar problemas. Esto significa tomarse en serio el rol como accionista y capacitarse para mejorar continuamente en su ejercicio mientras sea socio de la empresa.
Conclusión:
Crear empresas es una noble labor que conjuga muchos factores, y no solo depende de tener un buen producto o servicio o un excelente modelo de negocio, sino también, de entender que ser socio o accionista de una compañía tiene sus implicaciones, deberes y derechos y que, conocerlos de antemano, hará que se minimicen impactos a futuro.
Es mejor acordarlo y definirlo desde el inicio, que tener que corregir, ajustar y reorganizar esos acuerdos cuando la empresa sea más grande, cuando haya pasado más tiempo o cuando las relaciones entre socios se hayan deteriorado.