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Disciplina vence talento en Empresa: la semana pasada tuve una conversación muy agradable con uno de nuestros clientes. Habían pasado 8 años desde su proceso de consultoría y fue muy grato volver a hablar con ellos. Lo más gratificante fue escuchar sus palabras de agradecimiento por la gestión que habíamos realizado, puesto que fue un apoyo importante para que la familia se cohesionara y aliviara cargas que tenían desde hace un tiempo. Cuando iniciamos el proceso de Protocolo de Familia y Gobierno Corporativo con ellos, encontramos una familia unida y con una comunicación adecuada, que había pasado por una tragedia familiar, el padre y fundador de la compañía había fallecido unos años antes de que comenzáramos a trabajar con ellos.
Cada uno sintió y expresó ese duelo de diferentes formas, lo que muchas veces hacía difícil tomar decisiones porque terminaban en discusiones. Y, sobre todo, el vacío que dejó su padre los hacía sentir desubicados, él era quien definía las políticas en la empresa y nunca se ponía en duda su autoridad. Determinaba cómo era la relación de la familia con la empresa, la remuneración de los hijos que allí trabajaban y demás situaciones que, mientras él las desarrolló, no tenían oposición ni modificación dado que no dudaban de su autoridad. Cuando el padre falleció, ellos continuaron por un tiempo con esas mismas reglas; sin embargo, no estaban del todo satisfechos con ellas y surgieron algunos conflictos leves entre los hermanos, relacionados con si esas reglas tenían sentido o no, y sobre el esquema de liderazgo hasta el momento.
Nos buscaron tratando de encontrar respuestas y tranquilidad, y dentro del proceso que realizamos con ellos profundizamos en esas reglas, la situación de la familia, ahora sin el fundador, las cosas positivas que su legado les dejó, lo que podía suceder si mantenían ciertas prácticas y los acuerdos que se podían generar para mejorar la situación. Es decir, nos enfocamos en el análisis y la revaluación desde la realidad de la familia y el sentir de cada uno, para aportarles buenas prácticas y, claramente, pros y contras sobre esas definiciones pensando a largo plazo, para generar, finalmente, acuerdos consensuados entre los miembros de la familia que los llevaran a perdurar para las siguientes generaciones.
Una empresa que sobrevivió
Este caso me hace pensar en esa estadística un poco sombría de las empresas familiares en las que, según datos del Instituto de la Empresa Familiar en España, aproximadamente 30 de cada 100 empresas familiares sobreviven en el paso de primera a segunda generación, es decir, unas 70 mueren en ese mismo proceso.
Esta empresa familiar es, orgullosamente, parte de esas 30 que lograron sobrevivir y, sobre todo, con muy buenos resultados. Están próximos a cumplir sus 50 años y han tenido un crecimiento sostenido desde que el fundador falleció. En la conversación, uno de los asuntos que más resaltaba era la cohesión familiar y el “liberarse” de conflictos gracias a la definición de reglas claras y, por supuesto, su cumplimiento por parte de todos los miembros de la familia. Muchas veces las familias prefieren mantener situaciones que no les satisfacen o asuntos con los que no están de acuerdo, sólo para no generar conflictos y mantener la unión de la familia. Sin embargo, esta se va debilitando, justamente, por no poner esos temas sobre la mesa de una forma productiva y constructiva, para determinar una nueva realidad que les permita sentirse tranquilos.
Para los empresarios de estas compañías ese no es un paso sencillo, se requiere de gran compromiso por parte de los miembros de la familia, y un entorno neutral para abordarlos. Cuando se agrega un externo, ajeno a los lazos o emocionalidades familiares, que pueda ver “los toros desde la barrera”, es posible analizar con mayor objetividad la situación y encontrar caminos que permitan avanzar y construir.
Disciplina vence talento en Empresa
Cohesión para mejores resultados
A largo plazo, las familias empresarias unidas, realmente cohesionadas, con objetivos comunes y con mecanismos adecuados para abordar sus conflictos logran muchos mejores resultados porque todos se dirigen hacia el mismo lugar. Y unos de los aprendizajes que resalto es que cada vez más las familias empresarias son conscientes de que está bien si no todos trabajan en el negocio de la familia o si todos son accionistas o no, lo importante es que esas decisiones se aborden claramente en el seno de la familia empresaria para darles la importancia que se merecen.
Muchas veces las familias sienten temor al conflicto y por eso creen que abordar ciertos temas va a llevarlos a más problemas; sin embargo, en la práctica hemos visto que el no abordarlos les genera una agonía más prolongada con mayores probabilidades de arriesgar todo ese gran legado que han construido en la familia, empresa y patrimonio, al combinarse la falta de alineación familiar, las heridas abiertas, los intereses personales no resueltos y la falta de sentirse escuchados.
Disciplina vence talento en Empresa
El éxito de esta familia empresarial se debe a su capacidad de tomar decisiones a tiempo, trabajar juntos y dar espacio a los temas familiares. También comprendieron que el legado de su padre era su filosofía, no solo sus políticas. Mantuvieron la disciplina para ver los frutos y construir juntos, algo que no todas las familias logran. Se necesita esfuerzo de todos y una visión a largo plazo para construir una historia de éxito empresarial en familia
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