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Las Juntas Directivas no son ajenas a los cambios y evolución que percibimos con relación al mundo digital, por eso cada vez se vuelve más importante prestarle atención a la gestión efectiva de las Juntas Directivas en una era de exceso de información. Debido a que este organismo tiene un enfoque estratégico para trabajar por el cumplimiento de los objetivos propuestos por los accionistas y el bienestar de la compañía, requiere información que le permita analizar la suficiente cantidad de datos para lograr tomar decisiones.

Hace algunos años, las Juntas tenían complicaciones porque no encontraban suficiente información, y ahora, sus problemas radican en que tienen demasiada. Por tanto, se están viendo inmersas en sesiones cada vez más densas con informes más complejos y muchos más datos disponibles, teniendo que volcarse en la selección y filtro de esa información para poder enfocarse en sus objetivos. Dentro de nuestra experiencia con juntas Directivas, tanto en la estructuración y puesta en marcha como en el acompañamiento a su profesionalización, hemos visto la necesidad de procesar cada vez más rápido todos estos elementos, porque la velocidad en las decisiones debe aumentar, así como se ha acelerado el ritmo de los mercados.

Gestión efectiva de Juntas Directivas
De una reunión a otra, asumiendo que sean sesiones mensuales, el panorama puede haber cambiado mucho y, si la Junta Directiva no tiene suficiente tiempo para analizar todo lo sucedido al interior y exterior de la empresa, estará retrasada en su proceso. Alcanzar este ritmo se siente cada vez más lejano para ciertas empresas, especialmente pequeñas y medianas, en las que su estructura no es tan robusta, y más aún si su cultura no es acorde con la presentación de informes y análisis de datos sino solo de “apagar incendios”.

Para llevar a las Juntas Directivas al nivel deseado, los miembros deben poseer habilidades acordes a la nueva realidad. La rapidez en la toma de decisiones es ahora más valorada que el conocimiento y la experiencia. Esto crea un desafío para los miembros de la Junta Directiva, que deben tener habilidades de pensamiento y análisis para maximizar su aporte. También deben fortalecer sus habilidades de comunicación para ser más precisos en sus apreciaciones en un entorno de información excesiva y tiempo limitado, sin comprometer la calidad de las decisiones.

 

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